
"Ya que no bastan - pensaba - los huesos y la carne para construir un rostro, y es por eso que es infinitamente menos físico que el cuerpo: está calificado por la mirada, por el rictus de la boca, por la arrugas, por todo ese conjunto de sutiles atributos con que el alma se revela a través de la carne. Razón por la cuál, en el instante mismo en que alguien muere, su cuerpo se transforma bruscamente en algo distinto, tan distinto como para decir ´no parece la misma persona´, no obstante tener los mismo huesos y las misma materia que un segundo antes."